De la pluma y creatividad de Moisés Alejandro Vargas Martínez
Colaborador invitado
Además del servicio, la radio y la docencia, otra de mis pasiones que tengo en la vida es la lucha libre, desde muy niño, pasaba las tardes del sábado viendo la tele en este mágico mundo de mascaras y tipos volando, todas ellas en compañía de mi abuela. Ella, ruda de afición, técnica de corazón, apoyaba a los Perros del Mal en todas sus fechorías mientras yo esperaba que Místico resolviera todo con un par de tijeras, unos vuelos y que los hiciera rendir con la Mística.
Con el tiempo, esa pasión por la lucha se movió también al Box, con el regreso de las transmisiones por tv abierta fueron cientos de sábados de desveladas con Doña Bibis al lado, ella se paraba del sillón y empezaba a tirar golpes de un lado al otro como si quisiera decirle al Gallito como tendría que tirar el volado de izquierda, además de la apuestita que hacíamos para ver la pelea con mas emoción, 100 o 200 pesos que serian la barbacoa del día siguiente eran parte del trato entre la Chonis y yo
Ella se emocionaba con la vida en general, la música, la tele, la cocina, las hijas, los nietos, de buen humor y con un sentido de la madreada increíble, se puede decir que nunca me aburría con ella, siempre que la veía acostada me iba en planchita para contarle las tres palmadas, 1, 2, y antes del 3, levantaba el brazo para romper las espaldas planas, siempre se salía a la cuenta del 3, ni un infarto hace 20 años, ni la doble operación de cadera, nada le pudo contar las tres palmadas.
Esa era doña Bibiana, firme a la hora de apresurarme para que nunca llegara tarde, cálida como tortillita de maíz recién hecha, con carácter para defender a los suyos pero amable para atender a quien lo necesite, ella es, junto con mi mamá, la mas fan de un servidor, no se perdía ningún programa que hacia aunque no tuviera idea de lo que estaba hablando, todavía alcanzo verme como maestro y se le salieron las lágrimas, al hablar de uno creo que se imaginaba que yo manejaba la ambulancia y curaba a la gente porque su descripción de mi trabajo era más parecido a un superhéroe con las enfermeras con las que hablaba de mí, era eso o que me estaba buscando novia posiblemente, ella me hacía ir las mañanas que no podía ni levantarme a la escuela y me esperaba todas las noches para cenar así llegara a las 11 PM del trabajo y es que su sentido de la responsabilidad es algo que nunca cedió ni en sus últimos días:
– Madre, tengo clases con los muchachos
– Vaya mijo, no vayas a estar faltando a trabajar
Ella hizo tan buen trabajo que se fue con una calma de que nos preparó para la vida, quizás no nos preparó para estar sin ella, pero se fue serena y rodeada de los suyos, de semblante tranquilo, en paz, se fue lista para seguir bailando con mi abuelo por toda la eternidad, pasito lento, con mucha cadencia, ya se vislumbran en algún otro plano
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Biviana ganó en la vida, se va como campeona
En fin, lo bailado nadie nos lo quita.
De la pluma y creatividad de Moisés Alejandro Vargas Martínez
Colaborador invitado
#Saludos #Entrecanos,